Desde hace un año hay una palabra que se repite una y otra vez en cualquier noticia económica o cuando vamos a comprar al supermercado, INFLACION.
Como norma, casi todos somos conscientes que la inflación significa que lo que compramos es cada vez más caro, que necesitamos un mayor esfuerzo para llenar la cesta de la compra o para llenar el depósito de combustible del coche.
Se define como el aumento generalizado de los precios de los bienes y servicios que consumimos. Esto significa que con el mismo dinero podemos comprar menos cosas que antes. O sea, que todo es más caro, que nuestro dinero vale menos que antes. Cuando la inflación es alta, el poder adquisitivo de la moneda se reduce y el nivel de vida de las personas se deteriora.
La inflación puede tener varias causas, pero una de las más comunes es el exceso de demanda. Cuando hay mucha gente dispuesta a comprar algo, los vendedores pueden subir el precio y aprovecharse de la situación. La ley de la oferta y la demanda.
No quiere decir que se deba siempre a un crecimiento de la demanda, puede deberse a una reducción de la oferta, bien por fenómenos extraordinarios como una guerra o un desastre natural, bien porque un grupo controla la producción de cierto producto (forman un oligopolio) y decide producir menos o sacar menos producto al mercado para elevar el precio porque la demanda es muy superior a la oferta, como suelen hacer los países productores de petróleo asociados a la OPEP.
¿Sabéis por qué se suben los tipos de interés para combatir la inflación?
Para evitar que la inflación se dispare, los bancos centrales pueden subir los tipos de interés. Los tipos de interés son el precio del dinero, en otras palabras, lo que nos cobran por prestarnos dinero o lo que nos pagan por ahorrarlo. Al subir los tipos de interés, los bancos centrales encarecen el crédito y desincentivan el consumo. Esto reduce la demanda agregada de la economía, en concreto, el gasto total en bienes y servicios. Al haber menos demanda, los precios tienden a bajar o a subir menos.
Además, al subir los tipos de interés, se hace más atractivo ahorrar que gastar, lo que aumenta la oferta de dinero y reduce la presión inflacionaria. Al aumentar el ahorro, se incrementa la oferta de fondos prestables, lo que puede abaratar el crédito a largo plazo.
Subir los tipos de interés tiene ventajas y desventajas. Por un lado, ayuda a mantener la estabilidad de precios y el poder adquisitivo de la moneda. Por otro lado, puede frenar el crecimiento económico y el empleo, ya que dificulta la inversión y el consumo, también incrementa los costes del endeudamiento del estado y presiona sobre el déficit público. De ahí que los bancos centrales deban actuar con prudencia y equilibrio, buscando una tasa de inflación moderada y estable que favorezca el crecimiento económico y el bienestar social.
Esto es lo que se conoce como política monetaria. Evidentemente esta política por sí sola no conseguirá los objetivos de estabilidad que quieren los bancos centrales, hacen falta políticas fiscales acordes a cada caso, y cuando la política monetaria es restrictiva, hay que aplicar estímulos para evitar que colapse la producción de un país.
Espero que este artículo os haya ayudado a entender mejor qué es la inflación y por qué se suben los tipos de interés para combatirla. Sin embargo, ahora mismo estamos en el punto en el que los precios siguen creciendo y las hipotecas son más caras, pero tranquilos, es el momento de inflexión y los precios comenzarán a suavizarse.
Mucha suerte.

Senior Consultant en una consultoría internacional especializada en inversiones inmobiliarias. Especialista en finanzas e inversiones. 25 años en banca privada, muchos como director de oficina. Conocimiento del mercado financiero portugués. Asesoro a empresas y emprendedores en los temas financieros y de inversiones.