El cambio político en las administraciones: ni purgas estalinistas, ni quietud

Este artículo tiene muy poco de conexión con la realidad rural, emprendedora o empresaria. O no. Pero quería escribir sobre el cambio político (¿?) si realmente se produce a raíz de los resultados de la votación del pasado 28 de mayo. Y es que el cambio que potencialmente se va a producir en ayuntamientos, comunidades autónomas y en diputaciones hace que muchos de los técnicos de estas instituciones estén preocupados. Sobre todo aquellos que han sido nombrados como ya todos sabemos.

He vivido diferentes transiciones políticas, como técnica asesora de entidades públicas, pero también como técnica de consultoras. En muchos casos, en la mayoría, los cambios políticos han consistido básicamente en un ajuste de cuentas o en implementar una agencia de colocación ya sea cuando ha habido cambio político ya sea cuando aun siendo el mismo partido, ha cambiado la cúpula o la dirección de la entidad.

En mi humilde femenina opinión creo que este hecho es una oportunidad. Una oportunidad para quitar a mediocres nombrados a dedos que gestionan entidades públicas; a mediocres amodorrados que gestionan proyectos pensando más en su bien o en sus preferencias que en las necesidades reales de los beneficiarios; a mediocres que medran políticamente en su puesto de trabajo siguiendo consignas suyas o impuestas que no benefician a las personas; a mediocres que juegan con las aspiraciones de los demás (empresas, profesionales, técnicos, etc.) para cumplir mandatos divinos o humanos, siempre contraproducentes.

Pero también es una oportunidad para reconocer el talento y las buenas ideas, los buenos proyectos y los buenos profesionales. Ideas como EME, la iniciativa de conexión entre mujeres emprendedoras y empresarias en Extremadura, o (quitando sesgos políticos) los Polos de Emprendimiento de Galicia.

Así es que, mi recomendación es la siguiente:

  • Identifíquese el talento en las instituciones, incluso en aquellas personas que han sido apartadas o degradadas por ser honestas, consecuentes y por buscar el bien común.
  • Identifíquese las personas anquilosadas, con ideas anticuadas, o que buscan más su propio beneficio que el de los proyectos e iniciativas.
  • Identifíquese los técnicos que merman las iniciativas, que no saben gestionar, que están más preocupados de lo que dirá auditoría o su jefe que del bien del proyecto.
  • Identifíquese a aquellos puestos de gestión que solamente siguen consignas políticas, propias o ajenas, y que su propósito es ponerse una medalla antes que el bien común.
  • Identifíquese a aquellos enchufados, pusilánimes, tóxicos, que no saben gestionar un proyecto y que echan valores fuera cuando hay dificultades.
  • Háganse los ejercicios anteriores sin pensar en el color político, en la tonalidad del pensamiento crítico. Solo en la valía real de las personas.

Y también implántense políticas a largo plazo consensuadas y válidas, que redunden en las personas, empresas y el territorio. Y pónganse en marcha, colaborando con ayuntamientos, entidades, empresas, emprendedores, grupos de acción local, mancomunidades, agentes.

Mucho me temo que esto no se va a hacer.

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