¡Déjese mentorizar, por favor!

Mentor es una palabra simple. No es un anglicismo, ni un tecnicismo. La palabra mentor viene de la mitología griega. Mentor era un personaje de la Odisea, a quien Ulises dejó encargada la educación de Telémaco, su hijo, mientras este se dedicaba a guerrear en la campaña de Troya. Bonita historia que da pie a denominar una disciplina apasionante.

En la actualidad, un mentor es la persona que dedica su tiempo, esfuerzo para apoyar a otra persona, que denominaremos mentorado (hay otros nombres utilizados como son “mentorizado”, mentee o la más recientemente popularizada “persona telémaca”).

En la última década las instituciones están apoyando la puesta en marcha de proyectos de emprendimiento, innovación y autoempleo, en el que el mentor emerge como una figura clave. El mentor pone su experiencia al servicio de aquellos que lo necesitan. Su experiencia profesional, sus conocimientos, su valía técnica. En estos procesos de innovación y emprendimiento, ¿quién no quiere contar con un guía que le ayude, que ponga su conocimiento para anticipar problemas, crecer profesionalmente o personalmente?

Dicho esto, mentor, consultor o coach a veces se confunden. ¿Cuál es la diferencia entre mentoring, coaching y consultoría? La consultoría es un proceso por el cual se proporcionan servicios profesionales retribuidos en áreas específicas. En cuanto al coaching, es un proceso por el cual se trabajan habilidades personales específicas, bajo el principio, como yo digo, de no inferencia. Es decir, el coach no se implica en la adquisición de dichas habilidades; es el propio coachee quién las adquiere en un proceso de autoconocimiento personal. El mentor, en cambio, se implica. Acompaña o guía en la toma de decisiones, en la solución de problemas o retos, y proporciona consejo o asesoramiento en cómo definir e implementar ciertas acciones desarrolladas con la puesta en marcha o gestión de los negocios.

Pero, ¿por qué un mentor quiere poner a disposición de un mentorado a su persona en un proceso de mentoring? Hay varios factores. En primer lugar, por un sentido meramente altruista. Hay personas que, en esta sociedad de competitividad extrema, aún quieren proporcionar sus conocimientos y tiempo para que otras personas tengan éxito. En segundo lugar, por reconocimiento. Ser mentor significa que, en cierta forma, tu experiencia, tu bagaje y tus conocimientos son reconocidos, puestos en valor. También hay personas que se mueven por reconocimiento, por curiosidad. Yo siento curiosidad por ver cómo son otras ideas de negocio, otros emprendedores; cómo se afrontan en la actualidad la puesta en marcha de los mismos; cómo se trabaja en entornos distribuidos, etc.

Las Administraciones Públicas han reconocido, últimamente, esta figura de mentor y lo están potenciando en sus programas de apoyo a emprendedores. Diferentes instituciones regionales (el IGAPE en Galicia y la Dirección General de Empresa y Competitividad en Extremadura) han puesto en marcha programas de apoyo al emprendedor basados en establecer y potenciar una red de mentores.

A pesar de la implementación de estos programas, el número de personas mentorizadas es muy pequeño, y existe cierta sensación de desaprovechamiento de la potencialidad del mentoring. ¿Por qué? Porque el éxito de estos programas no está en la oferta; está en la demanda. No se trata de captar mentores y mentoras; se trata de que las potenciales personas beneficiarias entiendan que esto es una herramienta más, y una muy buena, que soporta su idea emprendedora, el crecimiento y la sostenibilidad de su empresa.

Recuerdo que en el inicio de un proceso de mentoring, mi “mentorizada” me dijo “¿Y tú qué ganas con esto? ¿Qué sacas con esto?” Aquí, por tanto, está el quiz de la cuestión. Es necesario un proceso de educación en el mentoring, un proceso de difusión y de comunicación que permita a los potenciales beneficiarios conoce y entender las ventajas del proceso de mentoring.

Y esto creo que es algo que debe resolverse. Con los medios actuales, es posible mantener reuniones virtuales y conectar con sitios remotos (en aquellos pueblos o lugares que pueblan nuestra agraciada orografía extremeña), es posible proporcionar servicios de mentoring efectivos a cualquier emprendedor o empresario que lo necesite. Sólo hace falta un ordenador, una conexión a internet, y voluntad. Y la voluntad ya existe en los mentores.

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