En los artículos anteriores relacionados con las licitaciones públicas se ha comentado sobre los pliegos y la solvencia. Hoy el tema es los criterios de valoración, y cómo tenerlos en cuenta para presentar una licitación con posibilidades de ganar. No digo ganadora, porque eso nunca se garantiza, por mucho que nos lo digan en las presentaciones.
Los criterios de valoración en una licitación se dividen en 3 tipos:
- Técnicos (pueden no existir).
- Económicos.
- Mejoras (pueden no existir).
En cuanto al primer tipo, los criterios técnicos, suelen estar ponderados entre un 30 y un 50% de la puntuación total. Si el criterio técnico está ponderado por encima del 50%, se trata de una licitación donde la pericia técnica es importante, y posiblemente esté dirigida hacia un tipo de licitador. Si el criterio técnico está por debajo del 30%, se trata de una licitación enfocada con toda probabilidad hacia el precio u otros criterios más específicos (mejoras, cualificaciones del personal, etc.)
Los criterios de valoración técnicos están asociados a la elaboración de una memoria técnica. Esta memoria técnica tiene que describir (no directamente transcribir) los elementos solicitados en el PCT o pliego de prescripciones técnicas. Cuanto más se describan, mejor podrán ser valorados, por lo que una mera transcripción de los elementos comentados en el pliego técnico, o una descripción corta o deficiente lleva a una puntuación baja. Por lo tanto, hay que describir lo que se va a realizar, y que esto concuerde con lo descrito por el PCT. Esto no garantiza la máxima puntuación, ya que este criterio es de valoración subjetiva, lo cual indica que si lo que se describe es del agrado del ente valorado, la puntuación será mayor. Pero, insisto, hay que describir con profundidad lo que se va a realizar, con etapas, fases, responsables, hitos, etc. Esto transmite que sabemos lo que queremos hacer, y que coincide con nuestra visión del proyecto.
¿Cómo escribir una memoria técnica? Esto lo describiremos en otro post; pero dejamos un comentario si estás interesado/a, e intentaremos ayudarte.
En cuanto a los criterios de valoración económicos, son los del precio. Este criterio suele rondar entre el 30 y el 50% del total. Si es mayor, entonces es prácticamente el factor diferenciador de tu propuesta, y tendrás que ajustar el precio. En este sentido, tienes que considerar el concepto de baja temeraria u «oferta anormalmente baja». Este concepto lo incorpora la administración para garantizar que las ofertas no se realicen por debajo del precio de mercado o, mejor aún, por debajo de los criterios objetivos de competitividad. Verbigracia, que tus costes no estén por debajo del convenio colectivo y otros parámetros asociados.
Este concepto de baja temeraria se calcula normalmente en relación a un porcentaje sobre la media de las ofertas. Es decir, si una oferta está por debajo del 80% de la media de las ofertas (es el caso común), se incurre en baja temeraria. ¿Esto significa que estás excluido del proceso de licitación? No; simplemente significa que debes justificar tu precio. Y esto se debe hacer en base a elementos como el convenio colectivo, etc. Normalmente, si se justifica el precio las administraciones públicas aceptan esta justificación. Pero no siempre es así y depende muchas veces de la propia administración.
El concepto de baja temeraria es un concepto trampa, a mi modo de ver, ya que muchas veces empresas ofertan por debajo de los precios de mercado, o del convenio colectivo, y las administraciones lo aceptan. Aún recuerdo una justificación de una baja temeraria en la que el trabajo será en su mayor parte realizado por el administrador, pero este, al ser administrador, tiene una retribución está en base a los beneficios (es decir, puedo ponerme el sueldo que quiera), en una administración extremeña. Esto es muy gracioso, por que si el administrador trabaja, debería estar cuantificado en base a unas horas, y estas horas calculadas en base al correspondiente convenio.
En fin, doctores tiene la iglesia, que suele decirse.
El tercer tipo de criterios de valoración es el de las mejoras. Es decir, incorporar mejoras al pliego que son valoradas convenientemente. Y digo convenientemente, por que aún recuerdo una licitación en la Diputación de Cáceres donde no se valoró ninguna de las mejoras, aportando cinco de ellas. ¡Válgame Dios! Aún no ha prescrito, por lo que se pueden tomar medidas.
Hay dos tipos de mejoras: aquellas que son traducibles en coste, y aquellas que no. Por ejemplo, si una mejora es el «incremento de horas de soporte», son mejoras con coste, por lo que habrá que incorporarlas al cálculo del precio (y justificadas convenientemente en caso de baja temeraria). Hay otras que no son traducibles en coste (aportar una persona con un certificado específico, o productos con marcado EU, por ejemplo). En cualquier caso, mi recomendación es que las mejoras, si puede ser todas, mejor.
Algunas reglas sobre los criterios de valoración, que pueden haber sido comentadas ya:
- La valoración técnica debe estar entre el 30 y el 50%. Si es mayor, posiblemente el pliego esté dirigido a un tipo de empresas, o a una empresa en concreto.
- La valoración económica debe estar entre el 30 y el 50. Si es mayor, es a precio.
- Si existen únicamente criterios económicos, y mejoras traducibles en coste, es un pliego a precio. Toca bajada si lo quieres ganar.
Y ahora lo mollar: ¿cómo plantear una licitación con mejores posibilidades de ganar? Estos son mis consejos:
- Haz una memoria técnica buena, en la que creas, y que cumpla con los criterios de valoración de la misma.
- Ajusta el precio en base a tus costes, en primer lugar. En segundo lugar, en base a la competencia. Analiza pliegos anteriores similares.
- Intenta cubrir todas las mejoras.
- Si el criterio que más pesa es el económico, toca bajada.
- Si hay pluralidad de criterios, juega con tu pericia económica y el precio.
Espero haber sido aclaratorio. Cualquier duda, en los comentarios.

Experto en programas de emprendimiento, innovación, IT y desarrollo rural. Enamorado de las pequeñas cosas, de los proyectos simples, de las personas con alma.