Las administraciones públicas tienen un papel clave a la hora de potenciar y dinamizar la sociedad a través del diseño de proyectos y programas a tal efecto. Esta potestad es especialmente importante en el desarrollo de programas para potenciar la economía, y más en concreto el emprendimiento, la innovación y la consolidación de empresas e iniciativas empresariales. En este contexto, las entidades más pegadas al terreno desarrollan proyectos y programas que, en teoría, tienen un conocimiento concreto y tangible de las necesidades del territorio a través del contacto de los diferentes agentes que operan en el mismo como pueden ser agentes de desarrollo local, agentes de igualdad, entre otros.
Sin embargo, nuestra experiencia nos dice que en más casos de los necesarios estos programas pecan de sesgos específicos que hacen que su configuración y ejecución aporten un valor limitado, acotado, o en ocasiones nulo a las personas, empresas, emprendedores, instituciones a los que van dirigidos.
Hay varios sesgos que son clave y que deben evitarse a la hora de poner en marcha estos proyectos. El primero de ellos es el «sesgo de voluntad». Se trata de definir proyectos en base a lo que creemos que es necesario, más que en lo necesario en sí. Así, se definen proyectos en base a lo que los técnicos y los políticos creen que es lo necesario para un territorio, por tendencias, por una pseudovisión estratégica, por que viene de Europa, por… ¿Cuántos proyectos de emprendimiento, innovación, o apoyo empresarial han quedado en nada porque no estaban adaptados al territorio? Hace tiempo se puso en marcha un proyecto de Red de Mentoras en la Reserva de la Biosfera de Tajo Internacional, en Cáceres. El proyecto estaba bien concebido, pero ¿era francamente lo que se necesitaba en el territorio para desplegar las iniciativas empresariales femeninas? ¿Alguien se acuerda de él? El problema no es este; el problema es que hay contumacia en el error. Un año después se licitó un proyecto similar para otra comarca de Cáceres. ¿Qué ha pasado con él?
El segundo de los sesgos es el «sesgo de la limitación». Este sesgo implica que el proyecto es limitado en cuanto a alcance (horas limitadas de asesoría, formación, tutorización, etc.), o en cuanto al tiempo (cuatro meses de tutorización, seis meses, …) Este es un problema común en todos los programas de apoyo a los emprendedores y empresarios. Se implementa un programa de apoyo al emprendedor de 6 meses, y después… ¿Qué? ¿Qué sucede con las empresas y emprendedores, empresarios y empresarias que han sido apoyadas en su proceso de mejora y se ven abandonados/as cuando el proyecto termine? En algunas ocasiones, existen recursos para su continuidad. Pero, por regla general, el proyecto termina y aquí te quedas. Depende de la voluntad de las empresas que han ejecutado estos proyectos continuar apoyando pro bono a una serie de personas que se han quedado con la miel en los labios, desde un punto de vista de continuidad en el apoyo empresarial y emprendedor.
Hay muchos ejemplos sobre esto. El mismo de la Red de Mentoras es uno. Vale, hay una red de mentoras, ¿y ahora qué? ¿Qué llegaron a pensar todas aquellas personas que se involucraron en un proceso de forma altruista? ¿Qué imagen da la entidad que lo promueve?
Con estos sesgos, y con otros más, nos cargamos la credibilidad.
Seguiremos…

Emprendedora. Gestora de proyectos y programas públicos y privados, en España y otros países. Me interesan el arte (la pintura, la arquitectura, la escultura…), los churros y la coherencia.